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Guitarras del Carnaval de Cadiz

Entrevista a Juan Carlos Aragón

Juan Carlos Aragón posee una virtud. Amén de su envidiable capacidad para componer coplas de Carnaval, de su estilo literario, del sello de sus comparsas y el genio de sus antiguas chirigotas… Más allá de que levante pasiones y arrastre seguidores, y sea capaz de convencer a su grupo de que ese es el camino, por muchas espinas que arañen y quebranten la piel… Al margen de todo esto que todos conocen.
Su virtud es que tiene su propia verdad, como todos, y la valentía para contarla, como pocos.Apenas se detiene un instante, por aquello de no herir gratuitamente a alguien preciado. Pero el tono y el verbo son los mismos con la luz encendida y apagada. A pecho descubierto y sin titubeos.Con la calma que concede la madurez y la templanza de quien ha enterrado años de excesos,el autor de ‘Los mafiosos’ reflexiona sobre el Carnaval de Cádiz, el arte menor que ha encumbrado a este profesor de Filosofía. El dulce momento de la comparsa y su origen, el idolotrado Paco Alba, el orgullo del cuplé, la senda actual de la chirigota y la pésima organización de un Concurso ‘patrimonio de Andalucía’ y en manos de cuatro. Todo pasa por el ojo clínico del poeta que acaba de ganar su cuarto primer premio de comparsas; el quinto de su vida al sumar ‘Los Yesterday’ chirigoteros.
-¿Qué gusto le ha dejado este primer premio con ‘Los mafiosos’?
-Este premio me ha dejado un orgullo que espero que se fije en el ADN de la comparsa y que se define simbólicamente como orgullo mafioso. Nos ha costado mucho trabajo. Es la Cara B de los Peregrinos. Entonces nos quedamos con el rostro partido al apostar por caballo ganador y perder. En parte porque no hicimos todas las cosas bien y en parte porque el Jurado tenía el premio dado de antemano y contra eso no se puede luchar. Lo encajamos mal, pataleamos, pero inmediatamente surgió un amor propio tremendo. La idea salió sola, también el pasodoble en pleno Carnaval del pasado año, y cuando todo nace así échale trabajo, trabajo, trabajo y que las musas te acompañen.
-¿Cree que el pasado año no se fue justo con la comparsa? 
-Sigo creyendo que merecía más. Fallamos por falta de estrategia. Yo el repertorio no lo hago nunca pensando en el Concurso, pero lo que hay se debe jugar bien.
-Cada vez se hace más el repertorio pensando en el Concurso y menos en el Carnaval. Y se nota.
-Sí, ese es el problema que veo. Que falta frescura en el repertorio para que sea creíble como Carnaval. Se nota que son fabricados en un laboratorio. Aquí arranco, aquí jaleó al público, luego hago un guiño al Jurado… demasiado premeditado, y eso tardo o temprano el público lo percibe y no lo agradece. Necesita frescura, espontaneidad, y que nos desentendamos del Concurso.
Lucho con todas mis fuerzas para que nunca se nos olvide que esto es Carnaval. El Concurso debe concebirse como Carnaval, no como un Operación Triunfo aparte, porque corremos el riesgo de quedarnos sin él. Hasta la fecha, lo más representativo era el COAC, y hoy día ese protagonismo está en litigio con la calle. Son muchas las voces que defienden que en la calle se hace un Carnaval más potente y puro, que el del Teatro es correcto, muy elaborado y alejado de la esencia. Hay muchos aficionados de los 90 que ya no pisan el Falla.
-¿Cómo se revierte esta situación?
-Es difícil. El Concurso ha alcanzado un nivel mediático tremendo y eso engolfa mucho los egos y vanidades que todos tenemos. Es comprensible que se quiera triunfar a toda costa en el Falla.Pero las ganas no dan un premio. No gana el que quiere, sino el que puede. Y hay un año que te toca y suena la flauta, le gustas al público y al Jurado.
-¿Cuantos pasodobles y cuántos cuplés ha compuesto este año?
-Nueve pasodobles y 16 o 17 cuplés, pero la mitad eran excesivamente incorrectos. Aunque no me gusta la palabra incorrecto.
-Ha tenido años malos de cuplés, pero este año ha sido excelente.
-Nonono. Cuando yo meto el cuplé normalmente los chicos se hartan de reír y se tiran al suelo. Es que hay que saber venderlo. Gana la interpretación, la forma de contarlo. Eso es lo que levanta la risa. Muchos años he llevado cuplés buenos y luego en el Teatro no han sido capaces de arrancar una sonrisa; y lo entiendo porque los comparsistas no suelen ser graciosos. Pueden ser buena gente y simpáticos, pero no graciosos. Yo cuento con la ventaja de tener a muchos chirigoteros en el grupo.
Es el gran caballo de batalla de la comparsa. Y puedo presumir que estos últimos años el grupo ha hecho reír, no sólo sonreír.
-¿No es increíble que grupos que aspiran a lo máximo ni siquiera lo intenten en esta pieza?
-Es que observo que los autores no se toman el cuplé en serio. Que incluso los hace el grupo. Pero más allá de eso, la estructura musical es básica para meter los golpes. La musica del cuplé es una de las piezas más complicadas del repertorio. En el pasodoble te puedes hacer pajas mentales, pero el cuplé debe sonar a Cádiz, que vaya al tipo, tiene que ser corto (ocho versos y la propina)… Lo brillante es la capacidad de síntesis.
-Pues se puede decir con los puntos en la mano que ‘Los mafiosos’ ha ganado gracias a los cuplés.
-Podría decirlo. Se puede decir que hemos ganado por los cuplés y es una enorme satisfacción para mí. Una gran ovación te llega a lo más hondo, pero la risa del público me llega más profundo. Y que he ganado por los cuplés es lo mejor que me pueden decir. El cuplé es lo más difícil del Carnaval. Tienes que contarlo, no contarlo. Los gestos no pueden adelantarse ni retratarse, no debe haber un gesto más ostentoso de la cuenta y todo en muy poco tiempo, sin margen de error.
-¿Cuándo terminó la comparsa?
-Antes de acabar el año. Yo esto me lo tomo en serio. El grupo necesita tener el repertorio pronto para llevarlo bien aprendido y digerido. Esa letra tiene que hacer la digestión, hay que interiorizarlas, asimilar,a hacerla tuya para hacerla creíble. No vale sabérselas de memoria, porque entonces no es tuya.
-¿Y el pasodoble? ¿Quizás de las músicas más bonitas que ha compuesto?
-Sí. Y me salió solo. No hubo que hacerle nada, me da la sensación de que no es ni mío, que ha venido solo. Me taladraba el cerebro y me tenía que poner con la guitarra para fijarla con una letra de medida. Como ‘Si caminino del Falla’.
-Al final el pasodoble más aclamado ha sido el dedicado a las madres. Da la impresión de que se le da demasiadas vueltas a la cabeza y lo que quiere la afición está ahí al lado, al alcance de la mano.
Para fantasear hay otras piezas en el repertorio como la presentación y el popurrí. En el pasodoble debes contar a la gente cosas reales y humanas, ya sean líricas o no. Que te salgan de dentro.
-Ya se ha quitado el ‘sambenito’ de que no se le entiende. ¿Y eso?
-Porque hace ya un montón de años dejé la droga y el alcohol. La droga hace bastante, y después de ‘Los comparsistas se las dan de artistas’ ya dejé los vasos. Y es que cuando yo escribía ciego había cosas muy chulas, pasionales, pero si te paras a analizarlo no lo entiendo ni yo. Cuando canto solo no meto composiciones mías de esa época porque no las entiendo. La presentación de ‘Los ángeles caídos’ la compuse en el Cabo de Trafalgar, hasta arriba. Venga leñazo. ‘La puerta estaba cerrada…’. Muy bonito, muy pasional, pero no lo entiendo. Desde ‘Noches de bohemia’ ya todo está hecho de otra forma, y todo el mundo entiende, salvo ‘La sereníssima’.
Y me alegro. Una cosa es que vayas descubriendo una historia a medida que la vas escuchando por gusto. Pero no ‘voy a escucharlo otra vez a ver si me entero’. No quiero ser un pedante. Puedes ser catedrático pero esto es Carnaval. No pega. No es un Concurso de talla intelectual, sino de emociones y pasiones. De llegar con un estilo sencillo, que no simple, y la sencillez es lo más difícil que hay.
-Precisamente habla de la sencillez el año en que se homenajeó a Paco Alba
-Me ha parecido que está Paco Alba… y todo lo demás. Tiene un misterio, que es inimitable. Es de una sencillez mágica, brutal, que hace imposible imitarlo. Los demás solo podemos dejarnos influir por otros estilos hasta encontrar el nuestro, al margen de Paco Alba. Si alguien quiere ser el mejor, siempre estará por debajo de Paco Alba. A ver, en letra es muy mejorable, pero la magia del Carnaval no es la letra, es la música. Es lo primero, al menos en la comparsa. Y la música, la banda sonora del Carnaval, es Paco Alba. Siempre debió estar fuera de Concurso, y compitiendo los mortales.
-¿Cómo definiría el actual momento de la modalidad?
-Se ha recuperado bastante. Ha habido un punto de inflexión, en 2014, cuando nos fuimos los Carapapas y yo. Fue criticado y castigado, pero invitó a una reflexión a la gente que se quedó aquí. Después sonaron flautas como ‘Los millonarios’, que volviera Martínez Ares… eso terminó de estimular a los que seguían. También ‘El chapa’ se ha sumado a la fiesta con bastante fortuna para ella. Y el nivel ha subido unos cuantos enteros.
-La que está en un mal momento es la chirigota.
-Está mal. Tan mal que no quiero ver a un chirigotero. He visto cosas del Concurso y para mí la del Selu, del que soy gran fan, es la mejor pero por descarte.
-¿Qué es lo que sucede? ¿Cuál es el problema?
-Hay varios. Las redes sociales son un mal mortal para nuestro humor porque levantan todos los posibles chistes. También las continuas reposiciones a la carta de Youtube, que restan la capacidad de sorprender a lo largo del Concurso. Y luego la incorporación de un modelo de humor de corte televisivo ha mermado esa autenticidad de nuestro humor que era más de impronta, naturalidad, frescura, de porrazo. Ahora está mucho más medido y eso no es nuestro.
-¿Tiene solución esta crisis?
-Para eso deben surgir valientes que arriesguen, que renueven sobre la tradición, y que den en la tecla, que marquen tendencia y los demás le sigan. De momento no pasa. La chirigota ha de hacer una reflexión, porque este año ha empezado a presentar un diagnóstico preocupante. Puede tocar fondo. Desde luego no tiene nada que ver con los 90. El público ha cambiado, claro está. Antes eran de Cádiz los que marcaban el patrón, y los demás se sumaban. Ahora la mayoría de la afición no es de Cádiz y la referencia ha cambiado.
-La globalización le ha sentado fatal a la chirigota.
-Sí, ha sido la gran víctima.
-El público de fuera ha impuesto un patrón de humor…
-No estoy de acuerdo. El público de fuera ha seguido el patrón del humor, pero lo han puesto grupos de Cádiz fichando a autores de Sevilla. Y si el público es más de fuera que de Cádiz es lógico que siga ese modelo. A nosotros no nos convence, pero tampoco las chirigotas de Cádiz hacen lo de antes. Un humor más pensado. Y eso no es humor.
-En una entrevista declaró que ‘el Concurso está para que le den por culo’. Hay quien ha hecho bandera de esa frase. ¿Por qué está todo tan mal organizado?
-Hubo una época en la que eché el resto, en el último intento de crear asociaciones por modalidades y de aceptar la vía administrativa para cambiar el modelo del Patronato y hacerlo nuestro. Pero cuando se pierde hay que admitir la derrota. Perdimos. Temía que por la vía administrativa caeríamos. La única posibilidad es la vía de la revolución. ‘El Concurso se toma por asalto’. Pero para eso hace falta unión y sacrificio entre grupos y autores de más tirón. Un plante, una huelga indefinida… no hay que recurrir a la violencia activa.
-Precisamente, esa es la idea de ‘Los mafiosos’. De su comparsa.
-Sí, y creo que se va a quedar en eso. En una comparsa. Mi intención era ir más allá pero… Soy muy pesimista porque en el último intento se produjo un derroche enorme de energía y muchos acabamos quemados. Pensamos en hacer un plante, pero si no lo hicimos en 20 años de Teofilato no se lo queremos hacer a un colega como es ‘Kichi’. Más allá de cuestión ideológica es un colega, uno de los nuestros, y no me parece ético porque va a ser blanco de todas las callejas. Eso sí, tal como está la cosa, creo que el Ayuntamiento debe asumir toda la responsabilidad de la organización del Concurso, para lo bueno y para lo malo, sabedor de que un día puede volver el Teofilato.
Fuente: Entrevista realizada por José María Aguilera para www.lavozdigital.es